La Casa Amarilla tiene su origen en pueblos nómadas que
habitaron en tierras de Mesopotamia, e incluso llegaron a habitar más allá de
la protección del Mediterráneo, por lo que era un pueblo rico en culturas, tanto de origen occidental como oriental.
No solo se mostraban amantes de esa riqueza cultural y de
contrastes que poseían (realmente lo valoraban como riqueza), sino también de su
transmisión, pero más enfocados no a su estudio y estructuración sino a una
transmisión atractiva, que deleitara, por contagio, tal y como decían: “con la
misma fórmula que transmite una sonrisa”.
Quizás por esto se sintieron atraídos y se unieron a las
cuatro Casas que intentaban crear la Escuela de Tiempo libre, y que ya habían realizado
campamentos faltos de algo, como dijeron los de la Casa Amarilla al
incorporarse, “de cierta chispa que solo nosotros sabemos encender”.
Su multi culturalidad les daba una puesta en escena a esta
Casa muy llamativa, variopinta y seductora, y parte de estos conocimientos y de
mezcla de culturas ayudaron a conformar, y cerrar, junto a los aportes de la Casa
Rosa
, detalles que definían las ceremonias de selección y acogida a la Escuela
y a las Casas, y la Velada Istrión o Velada de los nuevos monitores.
Creían que todo estaba formado por luz, de ahí que alguien
para vivir debía brillar. La Casa Amarilla se ha caracterizado siempre por
llamar la atención de una u otra forma, siempre intentando, como dicen, brillar
más que el color de su bandera. Y se aseguraban de que todos sus miembros
tuviesen las habilidades para ello, por medio del saludo, consitente en un
“pellizquito sin reir” pues, si dominas el arte de “brillar”, menos te costará “evitar el brillo” (recordemos que entendían
“brillar” como hacerse notar mediante un intercambio cultural: quien se reía, no
controlaba su brillo, sus habilidades, por lo que no era de la Casa).
Antes este saludo a modo de prueba era más férreo, pero hoy día es
tan solo un saludo en recuerdo de aquellos tiempos, y fallar el “pellizquito
sin reir” no es igual a no ser de la Casa: La Casa Amarilla es posiblemente de las que más
diversidad presentan sus componentes, quizás herencia de aquel intercambio
cultural, quizás porque el brillo genera una comprensible dicotomía en dos
claros patrones de amarillos: los expertos en brillar para los demás y los
devoradores de brillos emitidos.

Injustamente la Casa Amarilla es conocida por aislados
incidentes como el de 1789 con el Equipo Tigre de Bengala, o cuando rompieron
la nariz a la manualidad, una Esfinge, que realizaban en Egipto como Equipo León,
en alianza con la Casa Morada. Otros equipos famosos pueden ser el Equipo Mono
o, los muy famosos en Hollywood por haber dado muchos actores, Equipo Tucán y
Equipo Iguana. Y como no, el exitoso e incorregible Equipo Ornitorrinco.